
Todos sabemos que un bebé prematuro es aquel que nace antes de lo esperado, considerado antes de las semana treinta y siete del embarazo, al no alcanzar con su peso adecuado, están expuestos a enfermar y requieren de atención especializada y cuidados para sobrevivir, crecer y desarrollarse saludablemente.
El personal médico, enfermería y técnico se encarga de no romper el vínculo entre la madre y su hijo recién nacido ante la separación de internamiento por una patología compleja. Es importante que exista un contacto físico entre el pequeño y sus padres. Es decir, que sus padres puedan tocarlo a diario. Para favorecer este vínculo afectivo, en este caso la madre del bebé prematuro tiene acceso las 24 horas en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales.
Las madres contarán con toda la asistencia necesaria para el fomento de la lactancia materna, ya que la leche de la propia madre es la alimentación preferida para el prematuro por su composición única, sus propiedades inmunológicas y la presencia de enzimas, hormonas y factores de crecimiento.
También es importante el contacto piel a piel, lo que se llama "método canguro", donde fomentará al vínculo entre la madre y el bebé esto ayudará en la recuperación del prematuro, favoreciendo su termorregulación, acelerar la adaptación metabólica de los prematuros, facilita la lactancia materna, reduce la estancia hospitalaria y los episodios de apnea y aumenta la confianza de las madres en el cuidado de sus hijos, así manifiesta el Comité de lactancia Materna.
Los profesionales de la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales tienen un gran reto en la supervivencia del recién nacido, por ello es parte importante en brindar atención eficiente, efectiva y eficaz, siendo el cuidado integral primordial para la recuperación, es por eso que las cosas más grandes tienen un comienzo muy pequeño, es por eso en el Hospital San Bartolomé se conmemora cada 17 de noviembre el “Día Internacional del Bebé Prematuro”, así explico el Jefe del Servicio de UCI Neo.